¿Cómo podemos gestionar el estrés? No es algo tan complicado si seguimos algunos consejos. La importancia de la relajación en los tiempos que vivimos, muchas veces no es considerada como merece, como una cuestión de salud y no como un simple capricho.

Estamos diariamente sometidos a situaciones de estrés y en ocasiones constantes, provocadas por tensiones de la rutina diaria, en el trabajo y también en casa.

Tenemos que aprender cómo podemos gestionar el estrés, para evitar que éstas situaciones se acumulen en nuestro cuerpo y nuestra mente, porque terminarán por dañarnos de una u otra manera.

Cada año las enfermedades, síndromes o dolencias relacionadas con el estrés, aumentan en número y gravedad. Desde reacciones de la piel, uñas y pelo; rigidez muscular, ansiedad; problemas digestivos e intestinales o circulatorios; úlceras, migrañas, desórdenes alimenticios, enfermedades cardíacas, diabetes, subida de la presión arterial, bajada de defensas, fatiga o cansancio injustificado…

No todas las personas toleran igual las tensiones, hay personas que saben lidiarlas muy bien y tiene una alta tolerancia y otras más sensibles, a las que pequeñas dificultades diarias, les provocan estrés. La resiliencia es la capacidad de los seres humanos para adaptarse de forma positiva a situaciones adversas, por lo que es de alguna manera una forma de medir el daño, que una misma situación de estrés puede afectarnos, porque lo hace con diferente intensidad, según la persona.

En la mayoría de las ocasiones no podemos, e incluso no debemos, evitar las situaciones que nos provocan estrés, pero si podemos cambiar la forma en la que nos afecta, sobre todo para estar más fuertes y no permitir que el estrés se acumule o nos domine. Para ello, tenemos que aprender cómo podemos gestionar el estrés.

Cómo podemos gestionar el estrés

A veces, un pequeño cambio es suficiente para empezar a saber cómo podemos gestionar el estrés

Aceptando el estrés como sensación necesaria, no es más que un mecanismo de protección para mantenernos alertas y precavidos, que nos preparan frente a problemas y peligros que nos toca afrontar o cuando es posible, evitar.

Expresando, hablar y expresar nuestras preocupaciones con las personas adecuadas, que solo con el hecho de escucharlas se hacen mucho más llevaderas.

Vivir despacio, el día solo tiene 24 horas, organiza y prioriza, tanto en la vida como en el trabajo.

Preocuparnos por el presente. No tiene sentido preocuparnos por el pasado porque no podemos cambiarlo, ni por el futuro porque todavía no ha ocurrido.

Cuidar nuestra alimentación, aunque suene a tópico es muy importante comer correctamente y reducir el azúcar o estimulantes como la cafeína o la teína.

Técnicas de respiración, respira de forma lenta, regular y profunda.

Deporte moderado, liberaremos endorfinas, la hormona de la felicidad y reduciremos tensiones. La meditación, el yoga o pilates también nos ayudarán.

Dormir mínimo 7 horas, las alteraciones del sueño están directamente relacionadas con el estrés y la ansiedad, pudiendo ser causa o efecto. Intentemos descansar bien, tomando un baño caliente antes de dormir o infusiones relajantes, escuchando música tranquila, leyendo un libro…

Rodearte de personas que te hagan sentir bien, todos las tenemos, (así como las contrarias), personas que solo con su presencia ya nos generan buenas vibraciones, préstales más atención.

La risa es una excelente terapia.

Realiza actividades que te gusten, aficiones o momentos que te ayudarán a entender cómo podemos gestionar el estrés, sin ningún esfuerzo.

Mímate siempre, el tiempo de relajación en casa es muy importante, un buen sillón Relax que te ayude a mantener una postura correcta y relajada mientras leemos, vemos la tele o charlamos con la familia, es más importante de lo que parece.

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